Mito 13 Es normal que los adultos mayores estén deprimidos
La idea de que es “normal” presentar cuadros frecuentes de depresión o de tener el ánimo decaído la mayor parte del tiempo cuando envejecemos es, sin duda, uno de los mayores mitos presentes en nuestra sociedad.
Para empezar a romper con esta idea, debemos definir la depresión. En términos coloquiales se define como un conjunto de síntomas caracterizados por la pérdida del interés y de la satisfacción por las actividades y experiencias de la vida diaria. Sin embargo, sus manifestaciones pueden ser muy variadas, especialmente en los adultos mayores. Algunas de las manifestaciones clínicas más comunes son la presencia de tristeza y/o la falta de placer para hacer realizar actividades que antes disfrutaba, pero también suelen estar presentes síntomas menos específicos como pérdida del apetito, problemas para dormir, apatía, falta de energía, sensaciones de culpa, cambios de peso, problemas del sueño, dificultad para concentrarse y hasta ideas de muerte. Inclusive a veces se manifiesta la depresión como un incremento marcado en la cantidad de “achaques” que padece un adulto mayor, pues todas las sensaciones negativas que percibe se exacerban (dolores, náuseas, malestares estomacales, nerviosismo, estrés, etc).
La complejidad del cuadro y sus múltiples manifestaciones son justamente lo que hace que la gente considere que es un problema que no puede separarse de la edad avanzada, pero la realidad es que la depresión es un fenómeno que ocurre con la misma frecuencia en los adultos jóvenes, que en los adultos mayores. La diferencia es que los jóvenes sí suelen buscar ayuda médica o psicológica para este cuadro y los adultos mayores no, pues consideran que no tiene remedio y que es parte de su camino natural hacia la defunción.
La realidad es que la depresión es un fenómeno que ocurre con la misma frecuencia en los adultos jóvenes, que en los adultos mayores.
La evidencia indica que la depresión en los adultos mayores con frecuencia pasa desapercibida o es inadecuadamente tratada en el primer nivel de atención, en particular en el caso de los hombres o las personas con nivel socioeconómico bajo. El principal motivo para esta situación es por viejismo y la creencia popular de que los síntomas depresivos son una parte normal del envejecimiento.
La realidad, entonces, es que la depresión no es una consecuencia natural del envejecimiento. Si bien la tristeza y el duelo son respuestas normales a las pérdidas afectivas que acompañan al envejecimiento, tales como muerte de seres queridos, jubilación, disminución o pérdida de ingresos económicos, transición de vida independiente a vivienda asistida o institucionalización, enfermedad y deterioro físico, estas no son condicionantes necesarios de una depresión. De hecho, para fines ilustrativos podemos citar estadísticas de EEUU, en las que han determinado que tan sólo el 5.7% de los adultos mayores presentan síntomas depresivos, comparados con un 9.7% de los adultos jóvenes (menores de 60 años).
Ahora bien, cuando existen estos síntomas depresivos, ¿qué debemos hacer? Pues lo primero es determinar si se trata de una depresión verdadera, es decir un “Trastorno Depresivo Mayor”, como se define en términos médicos, o es sólamente la presencia de síntomas depresivos causados por algún factor externo, por ejemplo un duelo, una enfermedad repentina, un dolor crónico o una situación de estrés emocional específico, como el despido del trabajo o un divorcio. Estos casos se conocen como “Trastorno Adaptativo del Estado del Ánimo” y son condiciones que se distinguen de la Depresión Mayor en que NO requieren tratamiento médico, sino solamente la resolución oportuna de la causa desencadenante.
Una vez que se ha hecho el diagnóstico adecuado, entonces se puede indicar el tratamiento más indicado, que puede ser psicoterapia, medicamentos antidepresivos o ambos. La respuesta a cualquiera de estas formas de tratamiento, bien llevadas, suele ser bastante buena y por ello es importante enfatizar que se debe seguir las indicaciones médicas y psicológicas al pie de la letra, por el tiempo que el médico o psicólogo especifique. Muchas veces las personas terminan tomando los medicamentos por muy poco tiempo debido a que no ven resultados inmediatos. Así que es importante platicar con el médico sobre cuándo pueden esperar ver cambios más notables. También es común que algunas personas continúen tomando medicamentos antidepresivos mucho tiempo después (por años, inclusive) después de que se quitaron los síntomas. Esto tampoco es adecuado, pues los medicamentos sólo deben tomarse por un tiempo específico, generalmente entre 6 meses y un año.
La respuesta a cualquiera de estas formas de tratamiento, bien llevadas, suele ser bastante buena y por ello es importante enfatizar que se debe seguir las indicaciones médicas y psicológicas al pie de la letra.
Por último, también es importante considerar que los síntomas depresivos pueden estar acompañados de síntomas de ansiedad o hasta crisis de pánico. Afortunadamente, estos síntomas también responden igual de bien a los mismos medicamentos y/o estrategias de psicoterapia que son usados para tratar la depresión.
En resumen, se necesita realizar una valoración geriátrica integral, que incluya una historia clínica completa, su exploración física dirigida y la realización de estudios de laboratorio para el adecuado abordaje de los síntomas depresivos en los adultos mayores, tomando en cuenta que, en su enorme mayoría, son cuadros tratables y que pueden estar causados por múltiples factores simultáneos. Pero ante todo, no olvidar que por más que lo hayan escuchado, nadie tiene por qué vivir con depresión, sin importar su edad.
Sobre la autora
La Dra. Itzel Poblano Aguilar es Geriatra certificada, egresada del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” y Médico Tratante de Lyptus Medical.
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Fuentes
Substance Abuse and Mental Health Services Administration: SAMHSA. 2021 National Survey of Drug Use and Health (NSDUH) Releases. www.samhsa.gov. Published 2021. https://www.samhsa.gov/data/release/2021-national-survey-drug-use-and-health-nsduh-releases
.Husain-Krautter S, Ellison JM. Late Life Depression: The Essentials and the Essential Distinctions. FOCUS. 2021;19(3):282-293. doi:https://doi.org/10.1176/appi.focus.20210006
García-Peña C, Wagner FA, Sánchez-Garcia S, et al. Depressive Symptoms Among Older Adults in Mexico City. Journal of General Internal Medicine. 2008;23(12):1973-1980. doi:https://doi.org/10.1007/s11606-008-0799-2