Mito 8: A los adultos mayores les duele todo


  • 16/03/2023
  • Artículos
  • Dra. Rocío Santiago Figueroa

Muchos de nuestros sentidos presentan cambios conforme envejecemos. En geriatría, se han creado términos específicos cuando hablamos del envejecimiento del sentido de la vista (presbicia), sobre el sentido de la audición (presbiacusia) y también sobre la percepción del dolor (presbialgesia). 


Este fenómeno, contrario a lo que mucha gente piensa, no implica que exista una tendencia a percibir dolor de manera más frecuente que los adultos jóvenes ni que “les duela todo”. En ese sentido, los adultos mayores no deben sentir más dolor que los adultos jóvenes. Si sucede, quiere decir que tienen una condición tratable que se debe investigar, diagnosticar y atender, ya que el dolor siempre se puede (y debe) tratar


No implica que exista una tendencia a percibir dolor de manera más frecuente que los adultos jóvenes


Para comenzar a entender la presbialgesia, debemos hablar sobre el concepto del dolor, mismo que se define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable, secundario a algún daño real o potencial”. Esto quiere decir que el dolor tiene un componente subjetivo (emocional), muy importante. En términos de temporalidad, el dolor se clasifica como  agudo, si se presenta durante menos de 6 semanas, subagudo si dura más de 6 semanas, pero menos de 3 meses y crónico si persiste por más de 3 meses. 


Ahora bien, en la presbialgesia, ocurren dos cambios específicos. El primero es que el dolor agudo se percibe de menor intensidad que cuando eran más jóvenes, lo que explica por qué algunos adultos mayores pueden sufrir hasta una fractura de cadera y confundirlo con un simple dolor articular. El segundo es que el dolor subagudo y el dolor crónico se perciben más intensos que en los adultos jóvenes, lo que explica por qué un dolor de rodillas o de espalda puede percibirse como incapacitante para ellos, a pesar de no haberse vuelto a lesionar, sino simplemente por la cantidad de tiempo que tienen sintiéndolo. A este segundo cambio se le agrega el componente subjetivo, que tiende a estar exacerbado, y entonces el dolor de menor intensidad, pero de mayor duración, se vuelve intolerable emocionalmente y se asocia a esta sensación de que “les duele todo”. Asimismo, este fenómeno provoca un consumo incrementado de medicamentos antiinflamatorios y de una marcada tendencia al sedentarismo y al aislamiento social.


El dolor agudo se percibe de menor intensidad que cuando eran más jóvenes y el dolor subagudo y el dolor crónico se perciben más intensos que en los adultos jóvenes.

El dolor agudo se percibe de menor intensidad que cuando eran más jóvenes y el dolor subagudo y el dolor crónico se perciben más intensos que en los adultos jóvenes. 


Lamentablemente, muchos de estos dolores crónicos son secundarios a la osteoartritis. Esta enfermedad es un cuadro de desgaste de las articulaciones (especialmente las rodillas, la espalda baja y la cadera), pero que causan inflamación a nivel de todo el cuerpo generando un dolor constante. Como generalmente se percibe como algo “normal”, muchas personas mayores prefieren no comentarlo y se lo aguantan. Sin embargo, llega un punto en donde no pueden aguantar más y el dolor empieza a impactar de manera negativa su vida cotidiana, limitando sus actividades físicas y generando síntomas depresivos. 


A partir de lo anterior, hay tres recomendaciones puntuales para el manejo del dolor en los adultos mayores: 


En primer lugar, hay que evitar ocultarlo. Recordemos siempre que ningún dolor debe considerarse como “normal” y que todo dolor se puede tratar. 


En segundo lugar, no hay que olvidar que existe el fenómeno de la presbialgesia, por lo que los dolores agudos deben investigarse con detenimiento para no pasar por alto lesiones más severas, tales como fracturas o patologías abdominales que pueden requerir internamientos y hasta cirugías (apendicitis, colecistitis, pancreatitis, etc). 

Y en tercer lugar, no debemos olvidar el efecto de la presbialgesia sobre los dolores crónicos y que estos pueden volverse insoportables, física y emocionalmente, a pesar de ser leves o moderados en severidad.


En conclusión, si una persona mayor de 60 años sufre de dolor por cualquier causa es de vital importancia acudir con un médico que tenga experiencia atendiendo adultos mayores, como un Geriatra o un especialista en Medicina del Dolor (también conocido como “Algologos”). Esto aplica tanto para dolores agudos, como subagudos y crónicos, al igual que también aplica para cualquier tipo o severidad de dolor. Recuerden además que no se puede deslindar el componente emocional y subjetivo de la experiencia del dolor, por lo que el médico que lo atienda debe realizar siempre una valoración integral que incluya los otros aspectos que puedan estar influenciando, tales como depresión, ansiedad y deterioro cognitivo. Y ante todo, no olviden que todo dolor se puede tratar. 



Sobre la Autora


La Dra. Rocío Santiago Figueroa es geriatra certificada egresada del Instituto Mexicano del Seguro Social y Médico Tratante de Lyptus Medical.



Fuentes


1. Covarrubias-Gómez A, Alvarado-Pérez J, Templos-Esteban LA, López-Collada Estrada M. Consideraciones analgésicas sobre el manejo del dolor agudo en el adulto mayor. Revista Mexicana de Anestesiología. 2021;44(1):43-50. doi:https://doi.org/10.35366/97776

2. Kumar A, Allcock N. Pain in Older People: Reflections and Experiences from an Older Person’s Perspective. Help the Aged; 2008:41p. Accessed February 22, 2023. https://www.britishpainsociety.org/static/uploads/resources/files/book_pain_in_older_age_ID7826.pdf


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